Hace dos años iniciamos el proyecto Ciudades para Mujeres, para la construcción de políticas locales con enfoque de género y participación ciudadana. Siendo el primer proyecto de Fundación TANDEM, quisiera compartir algunos aprendizajes. El primero tiene que ver con la metodología, en la que priorizamos la intervención en territorios con altos niveles de violencia de género, por ser la manifestación de otras desigualdades que se intersectan, como el bajo acceso a servicios y oportunidades, la carga laboral no remunerada, o la baja representación femenina en los espacios de poder. Por ello, en la primera edición del proyecto trabajamos en Esmeraldas, Pastaza y Tungurahua, cuyos indicadores de género difieren negativamente del promedio nacional, siendo este preocupante por sí mismo.
Otro de los aprendizajes (y desafíos) tiene que ver con la deficiencia de información para la toma de decisiones y cómo solventarlo. Ello es problemático con el censo desactualizado y porque la información no siempre está desagregada a nivel cantonal. Los datos disponibles muestran que la violencia de género en las 3 provincias supera hasta en 10 puntos el promedio nacional, que es del 64%.
(ENVIGMU, 2019). Igualmente, la carga semanal de trabajo de las mujeres es entre 77 y 86 horas, 20 horas más que los hombres, siendo no remuneradas en su mayoría (Ferreira et. al. 2014). Además, en las elecciones seccionales, en Tungurahua, apenas un 19% de mujeres obtuvo algún cargo de elección popular, en Pastaza, un 23% y, en Esmeraldas, un 27%, siendo esta una excepción a la media nacional que es del 25% (CNE, 2019).
Los planes de desarrollo también brindan información, encontrando en algunos cantones de Pastaza datos sobre brechas de género, aunque sin la transversalización del enfoque de género en sus políticas, programas y proyectos. De hecho, en las políticas de las 3 provincias, los temas de género están pobremente concebidos y relegados a las áreas sociales. Por ello, en los talleres realizados con funcionarios y mujeres, debimos levantar información sobre la problemática de género local con herramientas como una encuesta de la carga laboral, árboles de problemas, flores de loto, mapas de emociones y sociogramas. Así, en la segunda edición del proyecto realizaremos una encuesta sobre las condiciones de vida de las mujeres en sus territorios, la primera iniciativa de este tipo a nivel nacional.
En este camino, también hemos presenciado las dificultades de la baja representatividad de las mujeres y la conformación paritaria de los espacios de poder, en los que sus dirigentes, hombres en su mayoría, cuestionan su presencia y las ponen en roles de conflicto o sumisión. Como consecuencia, en la construcción de las políticas, su participación es casi nula. Nuestro proyecto plantea una ruptura con su invisibilización y desempoderamiento, promoviendo que los tomadores de decisiones se cuestionen las desigualdades y violencias, y piensen en fórmulas para resolverlas. Al final, el aporte de las mujeres en la construcción de las políticas locales trastoca los enfoques y prioridades tradicionales. Como decimos en nuestro proyecto: las ciudades que son seguras e inclusivas para mujeres, lo serán para todo el mundo.
Gabriel Ocampo
Subdirector Ejecutivo
Fundación TANDEM
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